martes, 1 de noviembre de 2016

Lo que se merece una historia



A veces solo merece existir, más que ser contada. Existir en la mente o en el cuerpo de aquellos que realmente pueden entenderla.
Cada historia es un trago de vino tinto en la terraza, es un atardecer increíble que parece ser África, es un viernes perdiéndome por el metro con mi propia compañía. Por eso hay historias que no merecen ser contadas ni escuchadas, simplemente que quienes la han compuesto sepan de su existencia.

Luchemos por un mundo de historias, pinturas y fotografías.




miércoles, 12 de octubre de 2016

Marruecos

Hoy después de pasarme todo la mañana haciendo un trabajo de francés, quise hablaros de mi último viaje. Hace cosa de un mes me fui cuatro días a Marruecos, siempre me han gustado los viajes a lugares remotos en poco tiempo, no sé por que, pero creo que los disfrutas más. Un ejemplo podría ser el año en el que mi madre y yo nos cogimos unas vacaciones voluntarias en Enero para visitar Venecia por el día de mi cumpleaños, y la verdad, es que salió de una manera estupenda, sin haberlo tenido que preparar con mucha antelación y sin una larga duración. Creo que en un lugar extranjero solo hay que hacer lo que te apetezca: probar comida diferente, perderte, observar a la gente etc y así se podría decir que fue lo que hicimos.


Siempre cuando defino un lugar suelo hablar de los diferentes contrastes que hay en él y la verdad es que esta vez he perdido la cuenta de cuantos he llegado a apreciar.
Mis expectativas con Marruecos eran muy altas y en varios aspectos, el país me defraudo bastante. 
En especial, Casablanca, una de las ciudades donde me hospedé los cuatro días, me sorprendió bastante. Para ser el centro económico y financiero más importante de Marruecos, parecía que el estilo occidental había marcado más para mal que para bien. A las afueras de la ciudad, al lado de la Mezquita de Hassan II (la más grande del mundo) estaban construyendo edificios de oficinas con diseños innovadores y un paseo marítimo de lujo, mientras que el interior de Casablanca era un caos gigante con los autobuses destartalados, los edificios descuidados y maltratados por el tiempo, las calles rotas y con agujeros... Más que una ciudad de éxito, el lugar parecía que hubiese vivido una guerra hace recientemente poco, una guerra contra ellos mismos. 




Viajar esta bien, muy bien si viajas incluso fuera de tu continente, pero siempre hay que hacerlo con cabeza. Si queremos aprender del viaje y de su cultura, también tenemos que abrirnos la mente. 
Esa fue la mejor lección que me pude llevar de Casablanca, no podemos quedarnos abrumados por lo que tenemos delante, es un país diferente, con gente diferente ¡ni siquiera en nuestro propio país somos todos parecidos! Por eso tenemos que dejar atrás todas las comparaciones y observar, como mejor uno aprende es observando y escuchando.




La primera tarde el sol nos guiaba, en sentido muy literal, hacía la Mezquita y hacía el mar. El paisaje era muy bonito y yo no paraba de hacer fotos, por dentro la Mezquita también era preciosa, decorada al mínimo detalle y con el encanto característico del diseño arquitectónico árabe. 




La segunda ciudad que visitamos fue Rabat, la capital de Marruecos, estaba bastante cuidada y tenía lugares muy especiales. Estuvimos comiendo al lado del río Regreb donde uno se sentía bastante a gusto, el sol y la brisa nos acompañaban de una manera muy agradable.




Cuando viajé a Perú, me enamoré de los niños y esta vez no iba a ser menos. Un niño pequeño que vendía rosas, nos regaló una sin que se lo pidiésemos, me hizo sentir muy afortunada. Él mismo me dijo que quería que le hiciese una foto, era una persona muy humilde y generosa. "Ojalá pudiese ir al colegio" pensamos todas. 





En cuanto a la comida, me defraudo muchísimo absolutamente todo, por miedo a caer enferma no pude comer nada de ensaladas ni zumos, cosa que al final dio igual porque caí enferma. Lo más rico que pude saborear fueron unos caracoles con caldo que comí en un puesto de la calle y que estaban deliciosos. 
También fuimos a una especie de medina llamada "Pueblo Andalusí" que estaba situada en la ciudad de Rabat, allí escuchamos a un hombre que cantaba y tocaba una especie de guitarra mientras teníamos vistas al río. 
Por cierto, Marruecos tiene una luz perfecta para hacer fotos, espero que lo hayáis notado.
Una viaje corto; pero muy largo.




viernes, 29 de julio de 2016

Parada





Era tan triste como aquella sinfonía,
simples voces sin amnistía
y sin valores que diesen color.
Había perdido la esperanza en aquel castillo,
en aquella naturaleza que nos rodeaba y 
en las propias personas que nos habían dado la vida.
Porque nadie nos salvaba de lo perdido,
de la realidad que últimamente nuestras televisiones anunciaban.
No habíamos sido conscientes del desastre ni tampoco lo somos ahora:
el dolor es tan intenso aquí como en el resto del mundo;
 la víctima sigue siendo víctima sea del país que sea,
sea la religión que sea la que prediga, 
sea su condición física, mental o monetaria. 
Porque ante todo sigue siendo víctima, sigue siendo pieza de un teclado,
sigue siendo bombardeada o tiroteada, sigue siendo torturada 
y como no, queda vacía.
Vacía de un futuro cierto, de emociones, de esperanza, 
porque ni sus lagrimas ni sus llantos podrán curar el aire. 
El aire que ahora mismo predomina,
lleno de furia y rabia, y que toda la gente se empeña en respirar.

viernes, 13 de mayo de 2016

Dulcinea Primavera












Un día la primavera decidió regalarme su corazón, recubierto de flores y animales, de luz y de emociones. Decidió regalarme el renacimiento de la vida, el resurgimiento de las mariposas, el rugido del bosque y el anochecer de las 12. 
Le dio por incluir la lluvia para alimentar a los caracoles, el viento para hacer bailar a los pétalos y hojas de las plantas y el rayo sol para hacer mi cabello un tanto más claro.
En fin, la dulce primavera nos hizo un regalo, pena que no quisiésemos aceptarlo, porque era el 
mejor regalo que nadie me había dado. 
Por suerte, todavía en este siglo que nos encontramos, siguen llegando unas pinceladas de su cariño y en mi terraza junto a mi espléndida gallina americana y la huerta ecológica improvisada, le han dado por florecer unas amapolas, rojas como la pasión y verdes como la esperanza. 
La esperanza que necesitamos para mantener a mi querida Dulcinea, la Primavera.


sábado, 9 de abril de 2016

Quién sabrá quién eres

Quizás había perdido la fe en encontrarse mirándose a un espejo,
porque había dejado de ser yo misma 
o como nunca me enseñaron como hacerlo,
nunca había sido quién era.
Porque el mundo dice que todo influye, 
incluso las palabras bonitas de una persona querida
o las tardes de lluvia observando la ventana.
Y todo influye para bien o para mal,
pero lo hace, dejando atrás quienes eramos
hacía unos años, tan puros y sinceros 
hasta convertirnos en copias de madera 
que circulan por las carreteras sin 
girarse al ver el Sol.






viernes, 4 de marzo de 2016

Dejar ir





Dejarlo ir, como una hoja que se la lleva el viento,
pues igual. A veces es mejor que el tiempo haga su obligación
y que avances con coherencia, porque quedarse atascado 
en un momento difícil de tu vida es algo complicado de arreglar,
por eso prefiero ignorar y crear con pasión un futuro que me enamore.


lunes, 22 de febrero de 2016

Estival

Cuando no escribo, pierdo práctica y así con todo.
Es curioso ver como un animal funciona como cualquier ser humano, son racionales, con rutinas, con seres queridos. Si algo cambia en su vida, se sienten perdidos y desorientados; pero a veces ellos mismos necesitan que algo cambie, que algo les revolucione, que la Tierra les devuelva la misma moneda. Todo un segundo, se puede tener en cuenta cualquier aventura, cualquier plan que se cruce por nuestra mente, puede tomar forma real en tan solo varios segundos y poder cambiar el resto de tu vida para siempre.
Que pena que a veces solo queramos ser rutinarios, porque lo que tenemos a nuestro alrededor nos gusta y nos convence. No sé que hacer, permanecer o revolucionar.
Seguridad o innovar...